LA INVERSIÓN DE TU VIDA

Cuando el esfuerzo invisible es el que más te construye.

Hay un momento —entre los 17 y los veintitantos— en el que pareciera que el mundo te exige correr.

Como si todos ya tuvieran un camino claro, un gran plan, un éxito asegurado.

Y tú, mientras tanto, sigues intentando entender por dónde empezar.

Es una edad en la que la comparación se siente como un nudo en el pecho.

Te preguntas si deberías ganar más, saber más, lograr más.

Si estás tarde, si te falta algo, si estás fallando.

 

Pero quiero decirte algo con toda la honestidad y la claridad posible:

no estás tarde.

Estás vivo.

Y estás creciendo.

 

I.  Existen cosas que no se ven, pero están construyéndote igual

A veces estudiar para un examen, hacer una tarea, empezar un proyecto pequeño o iniciar las prácticas con un pago básico parece inútil.

Parece “poco”, parece que no sirve.

Pero la vida tiene formas extrañas de recompensar lo que hacemos en silencio.

Hay semillas que tardan años en salir a la superficie.

Desde afuera parece que no pasa nada, pero por dentro, están formándolo todo: raíces, fuerza, estructura, identidad.

Y la vida, tu vida, funciona igual.

 

Lo que haces hoy —aunque no se vea y no traiga aplausos ni dinero en grandes cantidades— está forjando raíces.

Te está volviendo más fuerte.

Te está preparando para lugares que hoy ni siquiera imaginas.

 

II. Tus 20s no son para llegar a la meta, son para encontrar el camino

 

Los jóvenes que empiezan la universidad, o están por terminarla, suelen creer que ya deberían saber quiénes serán personal y profesionalmente.

Pero la vida no te pide definiciones tan temprano.

Te pide presencia.

Te pide curiosidad.

Te pide valentía para equivocarte.

No estás diseñado para tener certezas.

Estás diseñado para explorar, para cambiar de idea, para probar caminos, para descubrir tu voz.

Los veintitantos no son una carrera, son un puente.

 

III. Lo que realmente te va a construir

 

No siempre te construyen los grandes logros, sino también las cosas más simples, las que parecen pequeñas o sin importancia:

o   Las horas en que te cuesta concentrarte pero igual te quedás en clase.

o   La paciencia para escuchar una explicación larga sin desconectarte.

o   Las dudas antes de empezar un trabajo y aun así empezar.

o   Los días en los que no tienes ganas y eliges seguir igual.

o   Las caídas que te enseñan a levantarte con más calma.

o   Las conversaciones que te hacen ver la vida distinto.

o   Las personas que te sostienen cuando nada sale como esperabas.

o   Las decisiones que tomas con miedo, pero que igual tomas.

Todo eso va formando la persona que vas a ser.

Y también al profesional.

 

IV. Tu tiempo no está tarde: es tuyo

 

A veces miramos la vida como una carrera, pero no lo es.

Cada uno tiene su reloj, su ritmo, su temporada.

Habrá quienes brillen temprano. Habrá quienes brillen más tarde.

Y ambos caminos son igual de válidos.

No compares tu página uno con el capítulo veinte de alguien más.

Tú estás escribiendo tu historia ahora.

Y ninguna historia valiosa se escribe de prisa.

 

V. El fruto se cosechará cuando tú estés listo

 

No te desesperes si hoy no ves resultados.

No te exijas tenerlo todo claro.

No te castigues por sentirte perdido.

Las cosas más importantes de la vida no llegan con ruido, llegan con calma.

Y cuando lleguen, vas a mirar atrás y vas a entender que cada tarea, cada avance pequeño, cada día que trabajaste en silencio fue parte de la inversión más importante que hiciste por ti.

Aquella que te construyó sin que te dieras cuenta.

 

 VI. Sugerencia final

No te midas solo por el dinero o los logros visibles.

Mídete por la persona en la que te estás convirtiendo.

Por el corazón que estás formando.

Por la vida que estás sembrando.

Porque lo que haces hoy —aunque nadie lo vea— está creando lo que serás mañana.

Y créeme…

va a valer la pena. 

*Pd: Esto no quiere decir que dejes de lado tus ganas de conquistar el mundo.

Solo que no permitas que la ansiedad te gane.

Ten paciencia. Todo es un proceso.

-Daniel

Bibliografía

  • Arnett, J. J. (2000). Emerging adulthood: A theory of development from the late teens through the twenties. American Psychologist, 55(5), 469–480.

  • Dweck, C. S. (2006). Mindset: The new psychology of success. Random House.

  • Frankl, V. E. (1946). Man’s search for meaning. Beacon Press.

  • Mischel, W. (1972). Cognitive and attentional mechanisms in delay of gratification. Journal of Personality and Social Psychology, 21(2), 204–218.

  • Schwartz, B. (2004). The paradox of choice: Why more is less. HarperCollins.

 

Ps. Daniel Trujillo Torrealva

Licenciado en psicología por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Magíster en Educación por la Universidad Andrés Bello de Chile. Magíster en Neuropsicología por la Universidad Europea de Madrid. Máster en Mindfulness y en psicología Infantojuvenil por la Universidad de Zaragoza. 

Psicoterapeuta familiar y experto en neurodiversidad e inclusión. Psicoterapeuta familiar y de enfoque cognitivo conductual. 

Ha liderado equipos psicopedagógicos en colegios y universidades creando programas preventivos e intervenciones para el desarrollo socioemocional de niños, adolescentes y familias. Es fundador y director de Tándem Psicólogos y docente de la Facultad de Psicología de la UPC. 

Siguiente
Siguiente

Vínculos de pareja en la generación de hoy: entre la conexión y el miedo